Resulta, que la hormona que se usa en los tests de hoy en día para detectar los embarazos (la Gonadotrofina Coriónica Humana -HCG-, que está en sangre y en orina de la mujer embarazada) provoca que las ranas ovulen. Entonces, se inyectaba la orina de la mujer bajo la piel de la rana y si ésta desovaba (ponia huevos) en las siguientes 24 horas, entonces el test era positivo.
Con el sapo era igual, solo que en lugar de provocar la ovulación, la HCG provoca la maduración y expulsión de los espermatozoides.
Lo mejor de todo, la rana (y el sapo) se podía volver a usar.