Cuando Pedro me contó que tenía un nuevo juego de mesa donde lo primero que te sugerían era firmar un papel que seguirías siendo amigo de tus contrincantes una vez terminado el juego, lo primero que pensé es que teníamos que probarlo, ¡pero ya!. El juego en cuestión es Intrigue, un juego donde tienes tu pequeña mansión que necesita servicios y contratarás al que te haga el mejor soborno, o no.
La idea es muy sencilla, en tu mansión hay vacantes varios puestos. Un puesto de cura, un puesto de escribano, un puesto de alquimista y un puesto de médico. Para cada una de esas posiciones hay cuatro sueldos disponibles: 1000, 3000, 6000 y 10000 -no me acuerdo que moneda se usa aquí.-
Cada jugador también tiene una serie de empleados que intentará colocar en la casa de los demás jugadores. Pero hay una pequeña regla, en cada casa solamente se permite contratar a una única persona para cada puesto, es decir, si en la casa ya hay un médico contratado, el nuevo aspirante a ese puesto tendrá que sobornar al dueño de la casa y el que ya tenía el puesto también tendrá que pagar para intentar mantenerlo. El dueño de la casa cobra ambos sobornos, y después decide a quién le apetece tener en su casa, ya sea por que le pagó más, por que intenta jorobar al otro o por reírse un rato.
El juego termina cuando nadie tenga más trabajadores que colocar en ninguna casa. Se me olvidó comentar que el trabajador que pierde un soborno, es desterrado a una pequeña isla y queda fuera del juego.
El juego es muy variable en cada turno. Cada uno de los jugadores vigila a sus contrarios para evitar que ninguno cobre mucho en cada uno de sus rondas. Sobretodo hay que tener especial cuidado al final, cuando las cosas se empiezan a fijar, dado que es muy fácil que algún jugador consiga bastante dinero. Y es que al final, el que tiene más dinero gana el juego.
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