Desde hace más de dos años estos auriculares de diadema son prácticamente los únicos que uso para ir por la calle escuchando música. Es más, si os habéis encontrado con un tipo por el campus sur de Santiago con esos cascos, gafas, pelo negro y sacando cada dos por tres el iPod del bolsillo para cambiar de pista probablemente fuese yo (ahora también se me puede reconocer por una barbita).
Es más, me gustaron tanto, que cuando se me rompió el primer par que tuve (se rompieron ellos solitos, que yo les diese un golpe muy fuerte sin querer estoy seguro que no tiene nada que ver), lo primero que hice fue comprarme otro par. ¡Qué mal lo pasé esos días de espera que tuve que volver a los viejos auriculares del iPod!, una vez te acostumbras a los PX-100, ya no hay vuelta atrás.
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Yo tengo esos mismos auriculares y la verdad es que suenan de lujo.
Marcos, como decía, yo ya no puedo vivir sin ellos
Esta mañana iba yo camino de mi trabajo… cuando pasé al lado de un chico cuya cara me sonaba. «A este chico lo he visto yo en una foto en un blog» pensé (pero como eran demasiado pronto no pensé demasiado). Cuando me acerqué más pensé «yo esos auriculares los he visto en algún sitio…». Cuando desperté me quedé pensando… «¿a quién puedo conocer yo así?» Si que llamas la atención por el campus!!
Vaya, eso es por qué no me has visto leyendo un libro mientras camino, que es algo que no hago ultimamente.
Así que me crucé con una biologa que lee Terry Pratchett por el campus. Pues nada, la próxima vez que coincidamos así me paras y si tengo tiempo te invito a un café.