A comienzos de la segunda mitad de los años 90 el futuro de Apple parecía dirigirse al cierre o venta de la compañía. Poca gente le daba mucho tiempo de vida, y en movimientos a la desesperada, el presidente por aquella época, Gilbert F. Amelio, decidió pedir ayuda a uno de los antiguos fundadores de la compañía, Steve Jobs (esta parte de la historia es un pelín más complicada, pero la estoy simplificando un poco que no es de lo que quiero hablar ahora). Esa decisión fue el final de Amelio en la compañía de la manzana, Jobs se las arreglo para que lo destituyesen y poner en la Junta Directiva de Apple caras que él consideraba «amables.»
Con el control de la compañía en sus manos, comenzó a cerrar proyectos y cancelar inversiones para conseguir parar la sangría de Apple. Esto provocó decisiones polémicas, como el cierre de la división de Newton, el cierre de Claris, siendo Filemaker el único producto que sobrevivió, la cancelación de los clones mac o el famoso acuerdo con Microsoft (Microsoft se comprometía hacer productos para mac durante 5 años a cambio de que los macs llevasen Internet Explorer como navegador por defecto, a parte de darle 150 millones de dólares).
Pero un año después de la entrada de Jobs parecía que dichas acciones daban sus frutos. Después de la introducción del Power Mac G3 Apple comenzaba a tener su primer trimestre sin reflejar perdidas y sí beneficios, unos beneficios muy modestos pero beneficios al fin y al cabo. Sin embargo uno de los puntos claves que le daría su mayor beneficio ese año fue la introducción del iMac.
Según dicen, una de las mayores preocupaciones de Jobs nada más tomar el control de la compañía fue el hecho de que Apple no tenía ningún ordenador a la venta por debajo de los 2000 dólares. Así que decidió crear un grupo pequeño de gente que diseñase uno para poder cubrir ese sector del mercado, al más puro estilo del diseño del primer mac allá por los años 80. En agosto de 1998 se presentaría el resultado.
El iMac fue un completo éxito de ventas, pero para Apple supuso más que eso, supuso incrementar su mercado. Según varios estudios de la firma Audits and Surveys, el 29,4% de los compradores del iMac nunca habían comprado un ordenador antes en su vida, un 12,5% era gente que anteriormente solamente había tenido un PC, mientras que el resto eran antiguos dueños de macs. Eso suponía que la cuota de usuarios de macs crecía, haciendo la plataforma más atractiva para desarrolladores de software.
También supuso la aparición de Jonathan Ive como diseñador principal de productos Apple, el iMac fue el producto que lo pondría en el punto de mira de todo el mundo. Pero productos sucesivos como los iBook, iPods, Powerbook… marcarían la dinámica sucesiva de la compañía de la manzana, diseños atrevidos al mismo tiempo que funcionales.
Al año siguiente, el 1999 Apple introduciría su iBook, cerrando así la línea de productos mac clásica que ha mantenido hasta la fecha: iMac, PowerMac (Mac Pro), iBook (Macbook), Powerbook (Macbook Pro). Por el medio están los Mac Minis y los XServers…
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