Me acaban de dar una gran cantidad de libros del autor José Antonio Marina y viendo sus títulos estoy seguro que sus contenidos no me dejarán indiferente. Lo que todavía no estoy muy seguro es si estaré de acuerdo con ellos o no, o simplemente pensaré que tiene razón en algunas cosas y se confunde en otras… cuando empiece a leerlos ya os contaré.
De la contraportada
José Antonio Marina prosigue su trabajo de «investigador privado», de «detective cultural», con un caso extraordinariamente complicado, que los recientes acontecimientos han puesto de actualidad: Dios y la religión. Hay tanta gente dispuesta a vivir, a morir o a matar por ellos, que es difícil hablar del asunto sin levantar pasiones o sobresaltar susceptibilidades. Para desactivar este campo minado necesitamos urgentemente aclarar nuestras ideas y nuestros sentimientos. El acta de defunción de las religiones, que se redactó hace decenios, ha resultado precipitada. Cualquier espíritu avisado encuentro en medio de su horizonte mental, plantado como un menhir gigantesco, un poderoso objeto cultura -Dios-, y también se ve enredado, quiera o no quiera, en una tupida urdimbre social, la religión. Ser cultos es nuestra manera de vivir y de sobrevivir, y para serlo necesitamos comprender y evaluar las creaciones culturales, el gigantesco tsunami que nos empuja desde los confines de la historia. Tenemos, pues, que saber a qué atenernos respecto de Dios y de la religión, alejándonos de todo tipo de simplezas. Tanto de las simplezas del sí como de las simplezas del no. «Mi ambición el limitada -escribe el autor-. No pretendo descubrir los arcanos del universo, sino sólo contestar a tres preguntas:
- ¿Podemos saber algo seguro sobre la existencia de Dios?
- Si no existiera ese objeto cultural en nuestro entorno, ¿lo inventaríamos ahora? ¿Inventaríamos la palabra «Dios» si no la tuviéramos? ¿Por qué y para qué?
- ¿Es inteligente a estas alturas ser religioso?»
La investigación ha llevado al autor a conclusiones que no esperaba. En primer lugar a una negación de la teología. Después a una teología afirmativa, pero tautológica. Y, por último, a la necesidad de encaminarse hacia unas religiones de segunda generación, que que se sometan a un criterio ético universal, y que admitan la distinción entre verdades privadas y verdades públicas. Al final de la obra se esboza lo que podría ser el marco ético aceptable para las religiones actuales. Algo que las religiones tardarán en aceptar, pero que acabarán sin duda haciendo.
Jose Antonio Marina ha publicado Elogio y refutación del ingenio, Teoría de la inteligencia creadora, Ética para náufragos, El laberinto sentimental, El misterio de la voluntad perdida, La selva del lenguaje, Diccionario de los sentimientos (en colaboración con Marisa López Penas), Crónicas de la ultramodernidad y La lucha por la dignidad (en colaboración con María de la Válgoma), todos ellos publicados por Anagrama. Ha recibido, entro otros galardones, el Premio Nacional de Ensayo, y se ha convertido en uno de los pensadores absolutamente imprescindibles de nuestro país.