«!Y pensar que en este mundo hay tantos gatos distintos!», se dijo limpiándose las orejas con un bastoncito. Haber ido a la biblioteca por primera vez en su vida le había hecho adquirir una viva conciencia de las cosas que ignoraba. El número de cosas que desconocía era ilimitado. Sin embargo, pensar en el infinito le produjo a Nakata un ligero dolor de cabeza. No deja de ser lógico, pues el infinito no tiene límite. Por eso mismo dejó de pensar en el infinito y volvió a recordar los gatos que salían en el álbum Gatos del mundo. «!Ojalá pudiera hablar con cada uno de ellos!», pensó Nakata. Había muchísimos gatos en el mundo, cada uno con su propia manera de pensar, su manera de hablar. «Claro que los gatos extranjeros deben de hablar algún idioma extranjero», se hizo notar a sí mismo. Había dado con una cuestión problemática y a Nakata volvió a dolerle la cabeza.
Kafka en la Orilla por Haruki Murakami.
Otras citas de este libro
—–