Es curioso como pasan las cosas, tenía por casa esta novela, La Sombra del Viento de Carlos Ruiz Zafón, la cual había conseguido por qué venía de regalo con otra cosas que había comprado. De la novela no había oído hablar nada de ella y estaba cogiendo polvo en mi pila de libros por leer. En el cumpleaños de una amiga, me comentó que la había leído y le había gustado mucho. Otro chico en la fiesta también me lo comentó, por lo que decidí empezar a leerla. Y, ahora, mientras la leía, otros dos amigos me hacen referencias a ella.
Vayamos a la novela y dejemos de lado las curiosidades de la vida. Hay que decir que el señor Ruiz Zafón sabe escribir de una forma que te incita a leer línea tras línea. Te crea una imagen muy visual de lo que esta pasando en cada momento, eso sí, sin ser sobrecargante como en algunos libros que te describen una a una todas las hierbecillas que había en un jardín. Particularmente, es realmente realista la imagen de la Barcelona después de la guerra civil española.
La Sombra del Viento es una tragedia, un clásico de amores prohibidos mezclado con una trama de misterio alrededor de un libro desconocido y un autor esquivo. Todo esto contado a través de un, al principio, niño, que poco a poco vemos creciendo hasta que llega a la adolescencia. Por supuesto, vamos viendo por la típicas etapas que pasa un niño a su edad, con la salvedad de su intento por descifrar el misterio detrás de la novela La Sombra del Viento y su autor Julián Carax. De entre todo los personajes, el que más me gustó fue el de Fermín, un vagabundo que consigue escapar de la miseria, y el cuál no para de soltar verdades sobre el régimen franquista y la vida en general, a quién quiera y a quién no escucharlas.
De la contraportada
En medio de las oscuras sombras que se han apoderado de la Barcelona de la posguerra, el joven Daniel Sempere busca el rastro de Julián Carax, un autor naufragado en el olvido por el que se siente fascinado. De su obra subsiste un único ejemplar de la novela La Sombra del Viento; el resto ha sido sistemáticamente destruido, devorado por el laberinto de la historia.
En 1945, Daniel, un niño de diez años, camina de la mano de su padre, el librero Sempere, para visitar El Cementerio de los Libros Olvidados, un rincón secreto perdido entre los recovecos sombríos de la Barcelona vieja. En el laberinto de estantes cargados de libros de toda índole y género se agazapa el misterio de la inconcluso, obras y autores víctimas de frágil y huidiza memoria, pasto del fracaso. Hay una regla no escrita según la cual en la primera visita, el recién llegado debe escoger un libro para rescatarlo y protegerlo de la desmemoria. Daniel escoge un volumen que lleva por título La Sombra del Viento, firmado por un autor desconocido, un tal Julián Carax.
Sólo algunos libros son capaces de producir esa fascinación inexplicable que se apodera por siempre de una parte de nuestra vida, una comunión febril e intransferible entre autor y lector. Durante ocho años Daniel llevará a caba una incansable búsqueda de Julián Carax, escritor de vida evanescente, desaparecido el triste verano del 36. La sombra de Carax llevará al joven Sempere a resucitar un pasado peligroso, una trama de amores desgraciados, odios y venganzas inmisericordes y verdades jamás desveladas, en la que asoman inquietantes similitudes con la propia existencia de Daniel. Equívocos recovecos llenos de las miserias de al guerra, amores truncados, fatalidad y muerte, donde la pasión por la literatura ejerce de mágico anfitrión.
Más libros leídos este año en: Propósitos para el 2007 (I) – 50 Libros.
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