Otro de los juegos nuevos que probamos en el II Encuentro Nacional de Juegos de Mesa fue el Tombouctou, un juego que ya allí me encantó, sentimiento que se confirmó en las partidas que jugué una vez de vuelta en Santiago. Y es que, al igual que el Thurn und Taxis, nos volvimos con una copia del Tombouctou de Córdoba.
En el juego vas a estar a cargo de una caravana de camellos, en donde cada camello va estar cargado de distintos productos: agua, oro, sal, pimienta y café (si es que no se me olvida algún otro producto). Tu objetivo es llevar dicha caravana hasta Tombouctou con el mayor número de productos posibles. Durante las distintas fases del juego, cuyo número cambia en función del número de jugadores, se producirán cinco robos de determinados productos en determinadas posiciones del camino. Cada jugador, en cada fase, recibirá durante la misma la información de tres de los cinco posibles robos, como además tiene pistas de como van a ser los otros dos robos que quedan, según los movimientos de los otros jugadores intentará adivinar las posibles posiciones de los mismos. Obviamente, hay que tener mucho cuidado con lo que hacen otros jugadores, dado que según las mercancías que le queden en cada camello los pueden mover a posiciones donde se produzcan robos, dado que él no sacrifica nada, pero da pistas falsas al resto de jugadores.
Al final del juego, las mercancías que más se han robado valdrán más, como suele pasar en la realidad, lo más escaso es lo más preciado.
Toda la parte de deducir donde se van a producir los robos según las diferentes pistas que vas recibiendo me encanta. Como no recibes todas las pistas desde el principio, la capacidad de poder deducir según los movimientos del resto de los jugadores es bastante importante.
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Que escojone los dromedarios. A ver si algun dia puedo probar alguno de esos juegos. El Aton me tiene buena pinta tambien.
El aton es ideal para jugar entre dos personas, las partidas no duran más de media hora, por cierto, son más chulos los camellos de a través del desierto.