El otro día varios amigos probamos el juego de mesa Santiago. En el juego nos encontramos en la mayor isla de Cabo Verde, Santiago, donde estamos haciendo plantaciones de diversos productos: patatas, judías, guisantes, plátanos… Nuestro principal problema es intentar convencer al aguador para que riegue nuestros terrenos, al mismo tiempo que conseguimos que nuestros campos de ciertos productos sean los más grandes y los de los rivales los más pequeños.
La dinámica del juego es muy sencilla. Al principio se nos muestran diferentes terrenos con determinados productos que comprar, por los cuales en un orden determinado, todos los jugadores pujaremos por ellos, con la restricción de que nadie puede repetir la puja de otro. Una vez escogido nuestro producto, tendremos que colocarlo en una de las cuadrículas del mapa, donde en una posición estará una fuente de donde surgirán todas las canalizaciones de agua para regar los diversos terrenos.
Una vez puesto nuestro terreno, tendremos que ofrecer dinero al aguador, que será uno de los jugadores, para que construya un canal de agua donde nos interesa. Otros jugadores, si así lo desean, pueden colaborar con la puja de uno, hacer una nueva puja o pasar por que realmente no están interesados en este momento en construir un nuevo canal. Si un terreno al final de turno no es regado, puede perder uno de sus cubitos que dan dinero al final de la partida o, puede llegar a convertirse en un desierto, sin dar puntos para nadie y pudiéndose convertir en una molestia en el juego para algún jugador.
La verdad es que es un juego rápido, fácil de aprender y con una dinámica que permite ganarte bastante enemigos durante la partida, aunque la verdad para las dos partidas que he jugado, creo que nos hemos comportado de una forma bastante light entre nosotros.
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