Como ya comentará anteriormente, este fin de semana pasado fui al juego de rol en vivo: Irmandiños: A Revolta. El juego se basa en las revueltas Irmandiñas que tuvieron lugar en Galicia durante el siglo XV. Yo estuve como miembro del ejercito de Fonseca, el cual volvía a Galicia para recuperar sus feudos robados a manos de los campesinos «organizados» en los tropas Irmandiñas.
LLegamos el viernes al medio día al castillo de Monterrey en Verín, donde se iba a celebrar el juego. Después de darnos el dinero, el traje y un bocadillo para comer nos llevaron por la tarde a entrenar y meternos en la cabeza la disciplina militar.
En el campo de entrenamiento, nuestros dos jefes de armas del ejercito de Fonseca. Allí en una serie de pruebas nos ensañaron cosas básicas de la batalla con escudo y espada y como atacar en formación. También hicimos pruebas de tiro con arco, pelea con mazas sobre una barra colgante y carreras. El objetivo de las pruebas era también el de decidir quién iba a ser comandante de cada uno de los 5 comandos del ejercito de Fonseca, aunque al final lo decidimos por votación popular. Junto con nosotros también se entrenaron las tropas de Zuñiga, señor del castillo y el ejercito mercenario de Pimentel. De vuelta al castillo, nuestros jefes de armas nos van explicando los puntos claves que hay alrededor del mismo y como defender cada uno de los ataques Irmandiños.
Una vez de vuelta al castillo, asistimos como nuestro señor Fonseca, desafía a un torneo al Señor de Zuñiga por los derechos de posesión del Castillo de Monterrei y sus tierras. Para lo cual tenemos que volver al campo de entrenamiento donde se celebrará la Justa. Después de la exhibición de pelea a caballo, y de enfrentamientos verbales entre las tropas de Fonseca y Pimentel, los caballeros de Fonseca ganan la justa y los terrenos que pisamos pasan a ser de nuestro señor.
De vuelta en el castillo, la organización nos da una alegría, no tenemos que dormir debajo de las tiendas que nos tenían montadas, sino que podemos dormir en una habitación común en el castillo. El asunto fue que las tiendas no eran realmente tiendas de campaña, sino toldos por donde la lluvia se colaba por todos los lados. La habitación del castillo era una sala enorme donde tiramos las colchonetas y encima de ellas los sacos de dormir, y dentro de la misma estábamos cerca de 100 personas en amor y compañía.
Antes de la cena, decidimos quién iban a ser los comandantes y que soldado iba a cada comando. En mi caso en particular me tocó a las ordenes del comandante Gamusino, junto dos amigas que venían al juego y varios amigos nuevos que hicimos que venían de Áviles a ayudar a reconquistar las tierras de Galicia tomadas por los infieles campesinos. Ya cerca de las 23:00 tocó la hora de la cena, que era un churrasco frío. A la comida le acompañó vino de Monterrei y nuestro jefe de armas se había traído dos botellas de licor café, por lo que dio para a una copilla por cabeza. Al final de la cena, tocó el turno de bailes, los cuales duraron buena parte de la noche.
El sábado tocaba estar listo a las 12:00 para reanudar el juego. Nuestro jefe de armas ordenó al comando Gamusino que defendiera la fuente. El problema, y ya nos lo comentó nuestro jefe de armas, es que era una misión suicida, dado que íbamos a ser los primeros soldados de Fonseca en encontrarnos con las tropas Irmandiñas y no íbamos a poder recibir refuerzos, dado que estábamos lejos del castillo. Una cosa que aprendimos de los Irmandiños es que son poco puntuales para la batalla, allí estuvimos esperando por ellos más de media hora. Una vez las tropas Irmandiñas allí, decidieron ir todas a por nosotros, en vez de repartirse por diversos objetivos. Con lo cual, éramos 10 solados por más de 30 Irmandiños. Sabíamos que no íbamos a durar mucho… y así fue, que al final morimos. Bueno, yo al menos morí, junto con otros cuatros compañeros, el resto de mis compañeros quedaron inconscientes en el campo de batalla y fueron tomados prisioneros.
De vuelta al castillo para hablar con la muerte para que nos reviviera con nuevos personajes (si, era un poco irónico el trabajo de la muerte). Tuvimos que esperar a que terminase la primera batalla en el arco del castillo, donde los soldados de Fonseca salieron victoriosos de todas las incursiones Irmandiñas. Una vez revividos, se nos ordena ayudar a defender el arco, el cual los Irmandiños habían dejado por imposible. En ese momento se anuncia la retirada del ejercito Irmandiño en su asalto al castillo, y se retiran a la Atalaya, que habían tomado después de matarnos en la fuente. Nosotros aprovechamos para comer.
Después de comer, toca volver a desplegar las tropas para defender el castillo de nuevo. En esta ocasión se sospecha que van a atacar por las puertas principales y secundarias y por esa zona se nos despliega. Como nuestro comando estaba sin todos sus hombres dado que parte de ellos estaba todavía prisionero, quedamos a las ordenes de uno de los jefes de armas. Mientras defendíamos la puerta principal del castillo vemos como el ejercito Irmandiño empieza a atacar por la puerta secundaria la armería. Con lo cual nos dirigen a la zona para ayudar a las tropas de Pimentel y dos comandos de Fonseca que estaban defendiendo esa zona. En ese momento nos enteramos que el juego esta parado debido a diversos incidentes.
El problema fue que diversa gente por ambos bandos se tomo las cosas más allá de un simple juego, y comenzaron a pegar en serio con las espadas, haciendo daño de verdad. Además de que entre las huidas y demás, gente calló y fue pisada por sus compañeros. En ese momento los organizadores decidieron para el juego, y darnos un toque de atención, diciendo que si esto seguía así nos íbamos todo para casa. Decidieron que el juego se terminaba por el día y que mañana nos dirían como se iban a desarrollar las partidas para que fuesen de una forma ordenada y con unos niveles de seguridad adecuados. Yo no fui testigo de los incidentes, pero desde luego las medidas tomadas por la organización al día siguiente, aseguraron que el juego siguiese siendo muy divertido y bastante seguro de jugar.
Por la noche, asistimos a una boda, el motivo fue que el señor de Zuñiga había sido matado por las tropas Irmandiñas, por lo que su hijo, de solo 13 años, toma posesión de sus tierras y es casado con su madre para asegurar la línea sucesoria. Todo esto dentro de la Iglesia del castillo, y una boda oficiada por el mismísimo arzobispo de Fonseca. Después de la boda tocó la cena, en esta ocasión en vez de comer en el patio del castillo, pusimos las mesas en unos subportales para evitar que nos lloviese encima. Otra velada más en compañía de mis compañeros de armas y otra vez a dormir todos juntos en una sola habitación… eso si que hacía compañerísmo.
El domingo llega el momento de la gran batalla, no sin antes asistir como los mercenarios de Pimentel matan a Pimentel y se marchan corriendo con el ejercito Irmandiño dado que les ofrecían más dinero, y lo más importante, pagaban por adelantado. Al final somos los ejercitos de Fonseca y Zuñiga los que en solitario tenemos que enfrentarnos a las tropas Irmandiñas y a las tropas de Pimentel. Esta batalla se celebra en el campo de la armería, bajo una intensa lluvia. A pasar de nuestra gran de
sventaja numérica, fuimos matando a las tropas Irmandiñas y si no fuesen por que las tropas de Pimentel se aliaron con ellos, hubiesen durado bastante menos. Antes de ver quién terminaba claramente y dado que la lluvia iba a más, se decide parar el juego. Yo en la batalla me morí, pero por lo menos, los soldados de Fonseca teníamos una cosa clara, de haber seguido, ganaríamos seguro.
El domingo además del bocadillo de comida nos dieron empenada y después de unas cuantas fotos de grupo, toco recoger las cosas y marcharnos para casa. Si el año que vienen lo organizan de nuevo, y puedo, me volveré a apuntar, en las tropas de Fonseca, que fueron las mejores ;-).
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Cómo que los de Fonseca los mejores? Si érais unos Monaguillos!! Los mejores, los mercenarios de Pimentel, nosotros luchábamos por lo que nos interesaba, que no era otra cosa que la pasta!!
El juego al final me pareció divertidísimo, el año que viene repito! (Como mercenario, por supuesto :P)
Saludos de un mercenario santiagués.
Esta claro que no nos vamos a poner de acuerdo en quienes eran los mejores ;-)… pero nada, yo espero repetir el año que viene, y así salimos de dudas 😉
Yo estoy convencido de que los hombres de Pimentel fuimos la rehostia, los mejores y los que decidimos el combate. También considero que fuimos los vencedores morales (sin moral) de la batalla, pero entiendo a los de Fonseca: luchasteis bien. ¡Incluso los miserables hombres de Zúñiga lo hicieron! Espero que me contraten el año que viene… y que me paguen más. ¡JUAJUAJUA! (*risa de mercenario*) Un fuerte saludo.
Hay que decir una cosa… sin vosotros en el bando irmandiño, la batalla hubiese durado 5 minutos ;-)… así aun nos entretuvisteis un poco… pero como le dije al otro chico, no nos vamos a poner de acuerdo en quién ganó moral o inmoralmente 😉
Hola soy Fonseca,me da curiosidad en las concentraciones que dan los fonseca en galicia o otras partes de Españas.Me gustaria saber las fechas para el 2008.vale